Con la tecnología de Blogger.

Creative Commons

lunes, 20 de octubre de 2014

Sentada en un banco

Foto: Marta Santos
Sentada en un banco de aquel parque siente cómo el sol comienza a despedirse de la ciudad, lamiendo con lengua naranja las grises paredes de los edificios. Nadie parece apreciar su despedida. Sólo ella y las ramas de los árboles, que comienzan a tiritar. Aunque el viento también sabe que se va a hacer de noche, por eso sopla más frío que nunca.

Inma lleva horas en la misma posición, ya casi se ha convertido en una estatua humana. No es más que una parte del decorado, una pieza del paisaje. Sabe que su inmovilismo es feroz, y le hace daño por dentro. Pero nadie aceptaría que se pusiera de pie en el banco. No obstante, le gustaría hacerlo. Una sonrisa emerge de sus labios con tan sólo pensar en los rostros que pondrían, al verla de pie, aquellas otras piezas del paisaje que terminan de pasear a su perro, de hacer footing o de besarse con su pareja.

Serían sólo unos minutos. Erguirse, sacudirse el polvo y apoyar el pie en el banco. El pie derecho. Luego vendría el izquierdo, y ya habría acabado. Inma de pie sobre un banco del parque. Lo recorrería de un lado a otro, y se sentiría viva. Palparía esa emocionante sensación que supone el hallarse por encima de las cabezas de los demás. Observar desde arriba la raya en blanco de la que les nace el pelo, interpretar las ideas invisibles que se les caen al pasar. Ser ella quien mira al mundo, no el mundo quien la mira a ella.

Pero no es así. Inma no está de pie en el banco. Continúa sentada, como ha estado siempre. Como han estado muchos otros antes que ella. Como se supone que se debe de estar. Nada especial. Sólo una pieza más del decorado; una parte del paisaje.


La noche ya ha caído, y los árboles susurran. Hoy parece que lo hacen más fuerte que nunca, quizás tratando de silenciar el llanto de la luna.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Template by:
Free Blog Templates